He muerto y me han resucitado muchas veces, con la particularidad de que todo lo sucedido lo puedo recordar perfectamente.
¿Cómo y cuándo sucedían las cosas? Fue entre los años 1988 al 1994, en ésos tiempos mis hijos tenían edades que oscilaban entre los 3 y los 9 años. Todo se desenlazaba con las sorpresas y las novedades, ellos querían mostrármelas y entonces su mamá me decía: cierra los ojos, venía entonces la sorpresa y…la miraba, abría la boca de asombro y perplejidad, luego se producía el colapso y seguidamente la muerte.
Así muerto y tendido en la cama oía a su mamá decir: denle muchos besos para que pueda revivir…ahí venía una avalancha de besos que necesariamente me revivían...con risas y alegrías me revivían.
Fuese que se pusieran ropitas nuevas o zapatos nuevos, peinados o que se aprendieran algo nuevo…ahí estaba yo, muerto y tendido, esperando ser revivido por los besos.
Y así transcurrieron ésos primeros, preciosos y maravillosos años…muriendo y reviviendo.
sábado, 21 de agosto de 2010
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Que ternura de padre, eso es digno de imitar. La verdad que es una enorme bendición de Dios los recuerdos de los hijos, sobre todo cuando Dios en su gracia y misericordia usa a los padres como medio de gracia para darles vida.
ResponderEliminarTodavía gracias a Dios estoy muriendo y resucitando.