miércoles, 4 de marzo de 2015

Dandole cuentas a los hombres, sustituyendo al Espíritu Santo. Teniendole más miedo a los hombres que al Espíritu Santo. Pendiente de los hombres, olvidando al Espíritu Santo.

No sé que titulo ponerle a éste artículo, la verdad es que no sé, por eso me he planteado éstas tres opciones, ya usted al terminar de leerlo elegirá su preferido, el que más se haya adaptado a su parecer.

Desde un tiempo para acá he estado oyendo y viendo tanto en iglesias extranjeras como en las nacionales que pastores y feligreses, despues de oir a los pastores hacerlo, estan recomendando que los hermanos y hermanas tengan cada uno un hermano o una hermana a la que tengan que darle cuentas de sus acciones y actos, o de sus pecados y debilidades para que se ayuden unos con otros, y así luchar con esas cosas.

No estoy hablando de discipulado, estoy hablando de dar cuentas entre dos hermanos de confianza en áreas de pecados o débilidades para que por la necesdidad de tener que dar cuentas los mismos vayan disminuyendo, y así se vaya produciendo el crecimiento espiritual del más débil.

La verdad es que ése método no lo he visto en la Biblia, ése método lo he visto en las terapias de grupos que desarrollan los sicologos y siquiatras en donde el asunto  toma una dinámica peligrosa, pués muchas cosas secretas e íntimas se ponen en evidencias, aprovechandose y manipulando los más fuerte sobre los más débiles.

La variante que el cristianismo le está dando a éste asunto parece buena, se oye espiritual, pero para mí no es escritural. Dios nos dice que:
1. Le confesemos nuestros pecados a El.
2. Que El es fiel y justo para perdonarnos.
3.Que le temamos a El, no a los hombres.
4. Que El es Omnipresente y que está presente en todo momento de nuestras vidas.
5. Que no hay nada oculto para El.
6. Que antes de que digamos, pequé contra un hermano, ya hemos pecados contra El.
7. Que es a El al que tenemos que darle cuentas, en el presente y a futuro de todo lo que hagamos, dejemos de hacer, digamos o dejemos de decir, por hechos, omisión o por pensamientos.

El creyente sabe que vive "Coran Deo", es decir, permanentemente en la presencia Divina, entonces, a santo de qué, como decimos, se tiene un hermano que comprometer con otro hermano para darle cuentas?
A caso cuando usted peca, sea de hecho u omisión el Espíritu Santo no lo constriñe por su pecado, a caso no sabe usted que Dios lo está viendo, a caso no sabe usted cada uno de ésos siete puntos que he descrito anteriormente?

Quiere usted sustituir el Espíritu Santo por el hermano?
Le tiene usted más miedo o tiene usted más compromiso con el hermano que lo que debe tener con el Espíritu Santo?
Está usted más pendiente por la cuenta que le va a dar a su hermano que la que tiene que darle al Espíritu Santo desde el mismo momento en que peca?

Fíjese que NO estoy diciendo, ni quiero decir, que no haya exhortación entre los hermanos, ni compañerismo, ni mucho menos consejería, aunque creo firmenente que en la la iglesia donde hay mucha consejería hay una deficiencia, ya sea en la enseñanzas de las escrituras, el entendimiento por parte de los aconsejados, o la falta de obediencia de los aconsejados, entre otras cosas.

Lo que Sí estoy diciendo y quiero decir es que en el sentido en el cual estoy viendo y oyendo éste asunto de hacer compromiso con un hermano para darle cuentas semanalmente o como sea, NO es un método escritural.

Al contrario, amarra la conciencia, se ata a otro hombre o mujer que usted no sabe qué será mañana, si se apartará o apostatará de la fe, o si haya de usar ésas cosas íntimas en su contra (como he visto ejemplos de eso).

El creyente ha sido llamado a libertad de conciencia, ha estar libre de culpas, a ser esclavo de Dios y sólo a Dios ha de darle cuentas, cada día, cada instante. Al creyente lo que hay es que enseñarles las escrituras, no ha inducirlo a depender de hombres o mujeres falibles a los  que hayan de darle cuentas.

No soy partidario de ésa práctica, ésas son áreas delicadas en la vida de cada persona que en su momento tendrian que ser manejadas por el liderazgo pastoral o diaconal, ésa es una labor que no se delega, y el manejo sería para hacer de ése creyente en pecado o debilidad un cristiano más fuerte menos dependiente de los hombres ( inclusive del liderazgo mismo) y más dependiente y temeroso del Señor por cuanto su propia vida la vive, "Coran Deo", Y ESO JAMAS LO PODEMOS OLVIDAR.
DE MANERA QUE INCENTIVAR ÉSA PRÁCTICA DE LA SICOLOGÍA Y SIQUIATRÍA EN LA IGLESIA DE CRISTO NO HA LUGAR.

Esas cosas me recuerdan la copia que del mundo empresarial hemos copiado con los asuntos de misión y visión, cuando en las Escrituras se nos dice claramente cual es la tarea de la iglesia.