Estoy convencido firmemente en el hecho de que aquel que no conoce al Jesucristo revelado en la Sagradas Escrituras, cuando habla u opina acerca de Él, en cualquier tema, ya sea social, político, económico, religioso, arte, cultura, vida o muerte, no sabe de lo que está hablando. Esta afirmación parecería muy fuerte o soberbia, pero si en un ejercicio de honestidad y sinceridad interna usted meditara en ello, estaría deacuerdo conmigo y me perdonaría “el agravio”.
Muchas de las opiniones acerca de Jesús, son expresadas producto de las tradiciones y no porque quien las haya expresado se las haya formado por haberlas investigado, escudriñadas y razonadas.
Muchos de los juicios que se emiten acerca de Jesús, son hechos sin ningún fundamento Bíblico ni histórico.
Muchas de las opiniones que muchas personas se han hecho del Señor Jesús, se han formado por causa de iglesias y personas que, lamentablemente no transmiten fielmente toda la realidad, toda la verdad del Señor y toda su voluntad .
Otras causas habrán para que usted no haya conocido al Señor pero, una cosa si le puedo asegurar, y es que si le conociera directamente y sin intermediario, solo a través de la Biblia y con la mediación del Espíritu Santo, no tendría más duda, jamás volvería a claudicar entre dos pensamientos, sólo seguiría a Jesús y se convertiría en su discípulo amado.
Jesús transformaría su vida, para que todas las bienaventuranzas prometidas por Él reposen sobre usted. Obtendrá el Reino de los cielos; tendrá consolación; heredará la Tierra; su hambre y su sed serán saciadas; alcanzará misericordia; será limpio de corazón y verá al Señor; tendrá grande galardón en los cielos.
Le exhorto a un encuentro cercano y personal con Jesús, aquel que se reveló a si mismo en las Sagradas Escrituras, aquel que vivió entre nosotros en un tiempo y espacio de la historia que no se puede ni borrar ni mucho menos ignorar.
El Señor Jesús, su persona, su obra, sus juicios y sus obras, te van a SORPRENDER! Pues verás cómo:
- Anuncia las buenas nuevas a los pobres
- Sana a los enfermos
- Liberta a los cautivos
- Le devuleve la vista a los ciegos
- Cura a los leprosos
- Levanta al paralítico de su lecho
- Levanta a los muertos
- Perdona a los ladrones, y da arrepetimiento a los pecadores.
Si estás en una de esas categorías (como yo estaba también), y quieres beneficiarte de sus bendiciones, debes entender, debes sentir, comprender y tener la convicción razonable de que: eres pobre, estás quebrantado, necesitas libertad, eres ciego, que estás enfermo, muerto, que eres pecador y que necesitas al Señor para la salvación eterna de su alma.
Si no estás en ninguna de esas categorías y vives en este mundo, también le aseguro, porque Él asi lo dijo, que Él no vino por tí, ni tampoco murió por tí, y por lo tanto tu no le necesitas.
Espero en Dios que esa no sea tu condición espiritual y que, por el contrario, usted pueda venir a ser un discípulo amado del Señor.
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