lunes, 24 de mayo de 2010

La Vejez (1)

Nací en el 1958 y, según los que catalogan las generaciones, pertenezco a la que se denominó: “baby boomers” son las personas nacidas entre los años 1945-1965. Están muy bien identificados los gustos, las aficiones, los lugares preferidos, la literatura preferida, de esta generación.

Y si en la vejez o en los portales de ella, la realidad es que hay que irse preparando para los cambios que se avecinan. Cambios físicos, temperamentales o de carácter si se quieren, económicos, cambios de poder y de manejo de la autoridad, en fin, las cosas serán diferentes, quiérase o no.

La realidad de la vida nos muestra las diferentes cosmovisiones y consecuentemente el trato dispensado que las culturas y las sociedades les dan a sus envejecientes.

En el Norte, en algún momento los padres se dieron cuenta que sus hijos intervenían en el disfrute de sus vidas y a los 16 -18 años le daban p`fuera, o los hijos se dieron cuenta de que sus padres les estorbaban, el asunto fue que esos lazos de amor y amistad, los vínculos naturales de padres e hijos se fueron distanciando y en su momento y con el envejecimiento encima, los padres sólo tenían los asilos como lugar de final estancia, antes de su muerte. Las visitas esporádicas y frías de sus hijos no tenían ningún significado ni ninguna trascendencia.

Los que no tenían a sus padres en los asilos, era porque, entre otras razones, dichos padres todavía poseían el control de sus dineros y de sus propiedades.

Tengo un amigo que me decía que guardara un poco de 4711(este era un famoso perfume) para la vejez, en alusión a tener ahorros o fortuna, porque si no, los hijos me iban a desechar para un asilo, en el mejor de los casos (es una visión no cristiana del asunto, claro está). Pero no deja de ser cierto en el común de los casos y más si estamos pensando en hogares no cristiano.

Acabo de leer un artículo en el periódico en donde su autora se refiere a la vejez de la siguiente manera, cito: “Vejez implica mayor carga para el Estado”.

Pueden ver el criterio que tienen las autoridades de la Oficina Nacional de Estadística con respecto a la vejez. UNA CARGA, UNA MAYOR CARGA.

Es una carga aquel empleado público que pasó entre 30 y 35 años trabajando para el desarrollo del País, trabajando para el futuro de las próximas generaciones y de repente, todo al olvido: “son una carga”. La misma generación que cosechó la siembra del envejeciente, de buenas a primera lo cataloga como “una carga”.

El empleado o los padres contribuimos con el desarrollo de la nación y de nuestros hijos y luego en la vejez, nos escupen, los gobiernos premian a los vagos y aprovechadores y negociadores (porque es un negocio plantado y bien estructurado) que se alojan debajo de los puentes y en las cañadas de altos riesgos dándole apartamentos y viviendas, mientras que a los servidores por medio de los cuales se pudo desarrollar el País, los marginan con pensiones pírricas y los etiquetan de “CARGAS”.

Una vez oí acerca de un filósofo que le dijo a su sirviente, que cada mañana lo levantara con un esqueleto frente a la cama, para cuando él se despertara, su sirviente le dijera las siguientes palabras: COMO TE VEO ME VÍ, COMO ME VEZ TE VERÁS. A lo que el sirviente le preguntó el por qué de eso; el filósofo le contestó, PARA NUNCA OLVIDARME DE DONDE VENGO Y HACIA DONDE VOY, PARA ASÍ MANTENER LA REALIDAD DE QUIEN SOY.

De manera que el criado cada mañana le repetía al filósofo, desde atrás de la carabela; COMO ME VEO TE VÍ, COMO ME VES TE VERÁS.

He citado libremente la historia del filósofo y su sirviente, pero la misma ilustra muy bien lo que quiero dejar claro, los jóvenes consideran a sus viejos, cargas, recuerden que algún día serán viejos, Y RECIBIRÁN EL MISMO TRATO.

En el próximo artículo abordaremos la vejez desde la cosmovisión bíblica, qué piensa Dios de los envejecientes, cómo los usó y los sigue usando, existe el retiro en la Biblia? Compararemos la vida del anciano cristiano con la anciano no cristiano.

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