sábado, 20 de noviembre de 2010

Tienes oportunidad para limpiar tú Conciencia

Conciencia nunca dormida
Mudo y pertinaz testigo
Que no dejas sin castigo
Ningún crimen en la vida.
La Ley calla, el mundo olvida,
Más ¿quién sacude tu yugo?
Al Sumo Hacedor le plugo
Que a solas con el pecado,
Fueras tú para el culpado
Juez, delator y verdugo.

NÚÑEZ de ARCE

¿Quién no ha tenido problemas con su conciencia? ¿Cuál terrícola no ha sentido la necesidad de limpiar su conciencia? Es del ser humano ésa singular característica provista por Dios, la de poseer “conciencia”, ése sentido de existencia que le lleva a preguntarse cosas y a responderse cosas.

La conciencia, según nos describe la Biblia, es uno de los instrumentos que Dios utiliza diariamente para juzgar al hombre en su accionar cotidiano, también será utilizada “el día” del juicio en donde toda la humanidad será juzgada.

El Apóstol Pablo la enumera en la epístola a los Romanos como una de las evidencias de la culpabilidad del hombre ante Dios para dejarlo sin excusas ante la aparente incredulidad de los no judíos y para la jactancia de los judíos por ser judíos, al igual que usa la Creación y el Evangelio.

Un pasaje muy fuerte y profundo en su contenido que refleja ésta verdad es el que se registra en Romanos 2: 15,16:
Rom2:15 ya que muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos,
Rom2:16 en el día en que, según mi evangelio, Dios juzgará los secretos de los hombres mediante Cristo Jesús.
La finalidad es obvia para los entendidos, la universalidad del pecado en la raza humana. No hay escape para nadie, el ser humano necesita un redentor que lo libere de ésa culpabilidad. Mientras eso no suceda el poema de Don Gaspar Núñez de Arce es pertinaz, veraz, ineludible, imposible de evitar mientras vida se tenga como terrícola.

La conciencia según nos describe la Palabra de Dios puede tener diferentes características entre las cuales podemos citar:
Puede ser acusadora// Puede ser una conciencia defensora//Puede actuar para generar remordimientos//puede haber mala conciencia//puede juzgarnos//puede ser una conciencia corrompida//puede ser una conciencia cauterizada//podemos tener una conciencia débil//podemos tener una conciencia fuerte//podemos tener una conciencia perfecta.

El blogs que usted está leyendo se denomina “Educando Nuestras Conciencias” y es así porque lo que somos y hacemos es el producto de nuestros pensamientos, por eso es que entendemos que hay que educarla en la ley moral de Dios para tener una base de justicia, juicio y equidad.
Eduque su conciencia según el fruto que desee cosechar de ella o según las características de las que enumeramos anteriormente que quiera darle.

Lo que agotaría el concepto del poeta es lo siguiente: Hay límites para que usted pueda encausar su conciencia por el camino del Evangelio de Jesucristo y así encontrar al redentor que lo libere de la culpa de no haber confesado a Jesús como su Señor y Salvador.

El primero de esos límites es la paciencia de Dios, sí la paciencia de Dios la cual muchos la desprecian, la quieren burlar porque como ven que aparentemente todo le sale bien en la vida no le hacen caso a Cristo ni a su palabra. La Biblia narra un caso muy elocuente y perturbador para los que persisten en estar alienados de Dios, veamos:
Heb12:16 de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.
Heb12:17 Porque sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.

El rechazo de Esaú hacia el privilegio que tenía fue de tal magnitud que cuando quiso recuperar la bendición con lágrimas ya no tenía oportunidad.
Así podrías estar experimentando y transitando usted con su actitud hacia Cristo hacia los límites de su paciencia.

La otra restricción es el día de la muerte, mientras vida usted tenga puede (si no agota la paciencia de Dios primero) tener la oportunidad de limpiar su conciencia para con Dios y para con los hombres. Después de la muerte no hay más oportunidad según la Palabra de Dios. Toda obra habrá concluido y sólo nos quedará las rendiciones de cuentas ante aquel Juez Justo y Perfecto.

Venga a Cristo, limpie su conciencia delante de Él, Él le concederá el perdón por todos sus pecados, malas acciones, crímenes, o de cualquier otra índole, Él vino a buscar a los enfermos y pecadores, Él es el amigo de pecadores. El no vino por los santurrones, vino por los pecadores.

Cuando eso suceda el poema no tendrá aplicación sobre usted y su conciencia, pero si persiste, sí la tendrá y seguirá siendo implacable.

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