domingo, 21 de febrero de 2010

Definir las Prioridades

Una vez leí una historia que tiene un buen mensaje y la quiero compartir con ustedes. “Se trata de Alicia, sucede que Alicia va a una tienda de mascotas y compra un loro. Pero el loro no habla, al día siguiente fue a la tienda e intenta devolver el loro, en la tienda le dijeron, no señora, lo que el loro necesita es una escalera, para entretenerse y jugar; Alicia compra la escalera y se la pone al loro en su jaula.

Al otro día el loro tampoco habló, volvió ella con su loro a la tienda y se lo dijo al dueño, éste le sugirió que le comprara un columpio, al otro día se repitió la escena y Alicia le compró un espejo, luego le compró un árbol, luego un loro de juguete.

Finalmente el loro muere y Alicia se presenta a la puerta de la tienda con el loro muerto y le dice al propietario: Sr. su loro ha muerto.

El propietario le pregunta a Alicia, dijo algo antes de morirse, al menos? Sí, le contestó Alicia entre lágrimas, me miró y me preguntó: ¿no venden ningún alimento en esa tienda de mascotas?”

Así sucede en la vida de las personas, están entreteniendo sus vidas y las vidas de sus hijos en amenidades, viajes, escaleras, fiestas, ropas, carros, drogas, acumulación de dinero, su paz personal, deificando el trabajo, el gimnasio, su deporte favorito, deificando su persona, su apariencia…les sucede como al loro, ellos son el loro y el mundo representa la tienda de mascotas. Cuando se vienen a dar cuentas sus hijos se les suicidan por depresión, la esposa(o) le presenta el divorcio, sienten un vacío existencial tan grande como tanta riqueza posean, o tan grande como tanta pobreza tengan.

No se dan cuenta, que el alimento espiritual que El Señor Jesucristo les ofrece, es el que le va a preservar la vida, es el que le dará sentido a su vida, razón de vivir, le dará trascendencia en la vida.

Sin embargo, voluntariamente deciden como decidía el propietario de la tienda cuando Alicia iba en busca de ayuda para su loro, seguir entreteniéndose hasta que encuentran su propia muerte.

Hubo un hombre, en un tiempo y en un espacio de la historia determinado que quiso experimentar por sí mismo las experiencias del loro. Tenía el rey Salomón la necesidad de llenar su corazón con todas las cosas que se le antojarán, sus prioridades eran sus deseos, dejó las cosas Divinas, su relación con el único Dios vivo y verdadero, quien se le apareció y habló con él; y que a nosotros hoy nos ha dejado (más que a Salomón) toda su revelación para que conozcamos su voluntad y la obedezcamos.

Salomón pues comenzó con su tarea de saciarse y he aquí lo que hizo:

Ecc1:12 Yo el Predicador fuí rey sobre Israel en Jerusalem.

Ecc1:13 Y dí mi corazón á inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo: este penoso trabajo dió Dios á los hijos de los hombres, en que se ocupen.

Ecc1:14 Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.

Ecc1:15 Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse.

Ecc1:16 Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí hállome yo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; y mi corazón ha percibido muchedumbre de sabiduría y ciencia.

Ecc1:17 Y dí mi corazón á conocer la sabiduría, y también á entender las locuras y los desvaríos: conocí que aun esto era aflicción de espíritu.

Ecc1:18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.

Ecc2:1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

Ecc2:2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?

Ecc2:3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

Ecc2:4 Engrandecí mis obras, edifiquéme casas, plantéme viñas;

Ecc2:5 Híceme huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todos frutos;

Ecc2:6 Híceme estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde los árboles crecían.

Ecc2:7 Poseí siervos y siervas, y tuve hijos de familia; también tuve posesión grande de vacas y ovejas, sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem;

Ecc2:8 Alleguéme también plata y oro, y tesoro preciado de reyes y de provincias; híceme de cantores y cantoras, y los deleites de los hijos de los hombres, instrumentos músicos y de todas suertes.

Ecc2:9 Y fuí engrandecido, y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem: á más de esto perseveró conmigo mi sabiduría.

Ecc2:10 No negué á mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo: y ésta fué mi parte de toda mi faena.

Ecc2:11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacer las: y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y no hay provecho debajo del sol.

Ecc2:12 Después torné yo á mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?)

Ecc2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepuja á la necedad, como la luz á las tinieblas.

Ecc2:14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas: empero también entendí yo que un mismo suceso acaecerá al uno que al otro.

Ecc2:15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también á mí: ¿para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.

Ecc2:16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.

Ecc2:17 Aborrecí por tanto la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.

Experimentó con la sabiduría, con la intelectualidad, con el placer, con la risa, con el gozo, con las fiestas, con la bebida, con la necedad. Edificó obras, viviendas, caballerizas, ciudades, tenía poder, pues era el rey, tenía 300 mujeres y 700 concubinas a su disposición; experimentó con las artes, la música, hizo todo lo que quiso y cuanto quiso, era multimillonario y la biblia nos dice que no había un ser más sabio que Salomón sobre la tierra, veamos:

1Ki 3:12 He aquí lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.

1Ki 3:13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria: tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.

Sin embargo Salomón se perdió, como decimos, y se puso a inventar, como están muchos inventando hoy en día con las cosas vanas y fútiles de este mundo, caminando por sendas de muerte, jugando el destino eterno de sus almas por un poco de entretenimiento.

La conclusión de Salomón fue la siguiente:

Ecc12:8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo vanidad.

Ecc12:9 Y cuanto más sabio fué el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; é hizo escuchar, é hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.

Ecc12:10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escritura recta, palabras de verdad.

Ecc12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.

Ecc12:12 Ahora, hijo mío, á más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio aflicción es de la carne.

Ecc12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme á Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Ecc12:14 Porque Dios traerá toda obra á juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena ó mala.

Cuál será tu conclusión?

Yo tengo la mía, la misma que dijo Josué:

Jos24:15 Y si mal os parece servir á Jehová, escogeos hoy á quién sirváis; si á los dioses á quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron en la otra parte del río, ó á los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitáis: que yo y mi casa serviremos á Jehová.

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