Caminaba por las calles de la ciudad a raíz de dejar el
carro en el taller de reparación, en principio quise pedir un taxi, pero luego
preferí caminar hasta la casa. Hacer ejercicio y caminar libremente por las
calles. Siempre recuerdo la respuesta de Fidel Castro a la pregunta de un periodista: “Qué anhela usted,
Señor Presidente?” , la respuesta no se hizo esperar: “Pararme en una esquina,
caminar libremente”.
Pues quise ejercer ése privilegio que tengo, caminar
libremente. Al caminar por muchas de las calles de Santo Domingo es necesario mirar
por donde se camina, hay muchas irregularidades que te pueden provocar un
accidente de menor proporción hasta fatal.
Pero quise ver el cielo, me las ingenié para que mis ojos
estuvieran pendiente a las irregularidades del camino mientras contemplaba el
cielo azul de la tarde, no tuve una visión, pero sí una memorización.
Recordé adoración celestial que vio el Apóstol Juan y
que se describe en Apocalipsis 4:8 al 11
Rev4:8 Y los cuatro
seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos
alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO,
es EL SEÑOR DIOS, EL TODOPODEROSO, el que era, el que es y el que ha de
venir.
Rev4:9 Y cada vez que los seres vivientes dan
gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive
por los siglos de los siglos,
Rev4:10 los veinticuatro ancianos se postran delante
del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los
siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Rev4:11 Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir
la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu
voluntad existen y fueron creadas.
La primera reacción que tuve fue llorar, lloraba mientras
caminaba y mientras caminaba también pensaba…qué naturaleza tiene Dios,
grandeza, majestad, belleza, encanto, santidad…seguía buscando las
palabras…hermosura, cómo es posible que esos 4
seres vivientes y esos 24 ancianos…
“Día y noche no cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO, es EL
SEÑOR DIOS, EL TODOPODEROSO, el que era, el que es y el que ha de venir.
“Y cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el
trono, al que vive por los siglos de los siglos,” y que
“Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los
siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir
la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu
voluntad existen y fueron creadas.”
Es que tenía que llorar de la impresión, cuál es la
naturaleza de ése Único Dios vivo y verdadero para generar una adoración
celestial de ésa magnitud, continuidad y majestad, gozo, alegría, entusiasmo,
dignidad y reverencia? Cuál es?
Observé el tiempo
presente y continuo en que se usan los
verbos y las palabras:
cada vez, día y
noche, no cesaban, adoran, al que vive por los siglos de los siglos, echan sus
coronas, siempre…luego busqué el capítulo 4 y vi los términos en que Juan se
refería a la visión, Juan no podía describir con palabras humanas lo que tenía
de frente, era imposible, sólo atinaba decir: lo que veo es semejante a…, es
como…, tiene un aspecto de…, y eso que fue llevado en el Espíritu. El Apóstol
Pablo también fue arrebado al tercer cielo y vio cosas que no pudo expresar con lenguaje humano…Santo Dios!!,
cómo es Tu naturaleza que sólo podemos expresar como humanos algo de ella?
Luego cambié el sentido de mis pensamientos y me enfoqué
en la naturaleza de esos seres celestiales,
y me preguntaba, pero qué naturaleza tienen estos que por los siglos de
los siglos adoran a Dios sin parar, sin que se genere en ellos la necesidad de
descanso, de parar o detenerse por algún momento, sin apelar a la monotonía de
la actividad, a lo monotemático del asunto. qué naturaleza es esa de estar
gozosos por los siglos de los siglos?
Luego apunté hacia la naturaleza humana y comencé a
decirme a mí mismo, es imposible como terrícola razonar esa adoración
celestial, es imposible imaginar cómo pueden ser esas cosas, son inescrutables
ciertamente las cosas de Dios, el ser humano no puede llegar a esos niveles de
pensamientos, Dios es infinito, insondable, Su Santidad es inconcebible, Su Ser
es incomprensible, Su poder es infinito, cómo Su Ser puede generar tal
adoración…no lo podemos entender y gloria a Dios que es así.
Mis pensamientos iban a millón, como decimos cuando
estamos acelerados, agitados, en tensión o en aprietos. Y saltaron a las
descripciones que hace Juan en Apocalipsis acerca de los cielos nuevos y tierra
nueva, me estaba maravillando y estaba extasiado imaginándome esas cosas, pero
luego me dije, recuerda que todas esas cosas pueden ser como…pueden ser semejantes a…o tener aspecto de…y algo me dijo, abandona
esas cosas y no te entretengas con ellas, son cosas que no agotaran nunca lo
Principal.
Fue ahí cuando me encontré con lo principal:
Rev22:3 Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí,
y sus siervos le servirán.
Rev22:4 Ellos verán su rostro, y su nombre estará
en sus frentes.
Rev22:5 Y ya no habrá más noche, y no tendrán
necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de
los siglos.
Caí de nuevo en el principio, es la presencia de Dios y el Señor Jesucristo
que producen esas cosas, es la presencia de la Santísima Trinidad que genera
tal adoración celestial por los siglos de los siglos…Dios Santo! Qué Suficiencia tienes, sólo un Ser auto
existente como Tú puede ser la complacencia absoluta y eterna del ser humano.
Wao! Wao! Me ha invadido una alegría infantil
inexplicable, Ése Dios es mi Padre, Su Cristo es mi Salvador, mis esperanzas
están en Él, mi destino ya lo sé, me lo ha revelado en algunos detalles, para
que como terrícola pueda ir disfrutando
con anticipación lo que será por los siglos de los siglos. Luego me pregunto,
cómo terrícola?
Ay no! Me dije a mi mismo, en Cristo, Dios me ha dado parte de ésa
naturaleza celestial por la cual puedo ver todas esas cosas maravillosas, soy
una mezcla de terrícola con ser celestial. He nacido de nuevo cuando vi que era
pecador, cuando me arrepentí de mis pecados y acepté a Cristo como mi Salvador,
cuando entendí que el pecado mora en todo ser humano y que es imposible como
humano tener comunión con Dios. Cuando de eso me di cuenta, vine a los pies de
Jesús y lo confesé como mi Salvador y Dios.
Así nací de nuevo, no de carne, ni de sangre, ni de
voluntad de hembra o de varón, si no de Dios.
Aceptando a Cristo como mi Salvador, la justicia que Dios me pedía por la culpabilidad de mis pecados
fue cubierta en Él.
La ira de Dios que estaba
sobre mí por ser pecador, fue desviada hacia Jesús y Él vino a ser mi
propiciación. Pues Dios apartó Su ira de mí.
Aceptando a Cristo como mi Salvador, fui rescatado o redimido de mi vana manera de vivir, pues vivía
sin Dios y sin esperanza en éste mundo, no sabía de dónde venía qué hacía y
porqué y hacia dónde me conducía en la vida. Era esclavo demis pecados y de una
vida sin sentido. Cristo pagó mi rescate y me sacó de esa vida de pecado.
Finalmente, aceptando
a Cristo fui reconciliado con Dios, me adoptó como hijo, pasé de ser enemigo a hijo de Dios. Esa
naturaleza que cayó en Adán con el pecado original y que me impedía ver todas
esas maravillas de Dios y la adoración celestial que antes describimos fue
restituida en Cristo…sólo así pude caminar por las calles y aceras ocupadas e irregulares
de Santo Domingo sin tropezar, a la vez
que tenía los ojos en el cielo.
Qué locura la mía!
Quieres participar tú de ésa adoración celestial? Ven a
Cristo y comenzarás a verla
Alabado sea Dios!!!